sábado, 1 de febrero de 2025

La literatura: definiciones, funciones y perspectivas teóricas


El concepto de literatura ha variado con el tiempo. Inicialmente, el término hacía referencia al saber en general, pero a partir del siglo XVIII se consolidó como el conjunto de textos artísticos. No obstante, su definición sigue siendo ambigua, ya que también puede referirse a la teoría literaria, a las producciones de una época o nación, o incluso a obras sobre distintas disciplinas (literatura médica, jurídica, etc.).

Existen dos enfoques principales para definir la literatura. Las definiciones estructurales se centran en la forma y características internas del texto literario. Wellek y Warren, por ejemplo, identifican dos elementos esenciales: el lenguaje autotélico (que destaca por sí mismo) y la creación de un mundo ficticio. Esta visión tiene sus raíces en Aristóteles, quien definió la poesía como un arte imitativo con reglas y un lenguaje especial.

Las definiciones funcionales consideran la literatura dentro de un sistema social más amplio. Todorov rechaza las definiciones estructurales y propone que la literatura es aquello que funciona como tal dentro de una sociedad. Desde esta perspectiva, la literatura se estudia en relación con su contexto histórico, político y cultural. Autores como Lukács o Eagleton adoptan una visión marxista, viendo la literatura como una parte del proceso ideológico y social.

Más recientemente, la literatura se ha abordado desde la semiótica y la comunicación. Mukarovsky y Lotman la interpretan como un sistema de signos con propiedades textuales y pragmáticas específicas. La obra literaria es un mensaje cuyo contexto no necesariamente coincide con el del autor y el lector, como señala Lázaro Carreter.

Las funciones de la literatura han sido objeto de debate desde la antigüedad. En la tradición clásica, Horacio estableció dos grandes propósitos: deleitar y enseñar (dulce et utile). Este esquema fue desarrollado por teóricos como Luzán en el neoclasicismo, quien analizó la utilidad moral e intelectual de la literatura y su capacidad para generar placer estético mediante la elocuencia y la belleza formal.

Desde el siglo XX, se han distinguido dos funciones principales: la función placentera, asociada a la catarsis, la evasión o el goce estético; y la función doctrinal o cognoscitiva, relacionada con la transmisión de conocimientos, valores y visiones del mundo. En esta línea, la literatura se ha entendido como una forma de conocimiento (Aristóteles, Lukács) o como un vehículo ideológico (Sartre, Barthes, Dubois).

Definir la literatura sigue siendo un reto, pues sus límites son cambiantes y dependen de factores históricos y sociales. Las posturas estructurales buscan sus propiedades intrínsecas, mientras que las funcionales la analizan en relación con su contexto. La semiótica, por su parte, ofrece una visión integradora. Asimismo, la literatura cumple múltiples funciones, desde el entretenimiento hasta la transmisión de saberes e ideologías, lo que refuerza su relevancia en la cultura humana.

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