viernes, 3 de enero de 2025

LA ESTRUCTURA POLIFÓNICA DE "72 DEMONIOS"

 

La estructura polifónica en 72 Demonios de Javier Gato es un elemento esencial que dota al poemario de profundidad y complejidad. Gato utiliza una multiplicidad de voces líricas y perspectivas para articular una estructura poética que no se limita a un único yo lírico, sino que se abre a un coro de voces, cada una aportando su propio matiz al abismo temático del libro.

Las voces en 72 Demonios no se limitan a un único narrador. A menudo emergen fragmentadas, como expresiones de diferentes facetas de la psique humana o incluso como ecos de experiencias compartidas. Figuras como las "niñas monstruo", la "Demente, hija del odio", o los mismos títulos demoníacos se convierten en símbolos que encarnan miedos, culpas y traumas colectivos. Estas voces representan lo universal a través de lo personal.

La primera parte del poemario está narrado desde un yo profundamente introspectivo, que analiza su caída, sufrimiento y alienación. Este yo es el hilo conductor que unifica el texto. En la segunda parte, las voces externas intervienen para amplificar el impacto emocional. Diversas víctimas de asesinatos y torturas, históricas y anónimas, enuncian el poema desde sus propias experiencias, generando un efecto coral que refleja la universalidad del sufrimiento.

Cada poema puede leerse de manera independiente, pero juntos forman una estructura mayor que narra la caída, la desesperanza y las luchas contra el mundo. Esta fragmentación refuerza la idea de que cada voz es una parte de un todo. La obra transita entre diferentes momentos y lugares, a menudo sin conexión explícita, lo que contribuye a la sensación de un coro de voces dispares que reflejan la complejidad del sufrimiento humano.

Los "72 demonios" del título no son ajenos al yo lírico, sino extensiones de sus propios agresores, lo que refuerza la idea de que la polifonía emerge del caos psicológico del narrador.

La multiplicidad de voces en el poemario refuerza la idea de que el dolor y la desesperanza son universales. Las voces individuales se entrelazan en un coro que habla de experiencias humanas compartidas como el desamor, la pérdida y la alienación. Las diferentes voces no siempre están en armonía: algunas se contradicen o expresan emociones opuestas, generando un contrapunto que refleja la complejidad de la experiencia humana.

Muchas de las voces parecen dirigirse directamente al lector, desdibujando la línea entre emisor y receptor. Esto crea una sensación de implicación y confrontación, invitando al lector a formar parte del coro. Al adoptar múltiples perspectivas, el poemario logra trascender la experiencia individual, conectándose con lo colectivo y universal.

La polifonía en 72 Demonios recuerda a obras como La Divina Comedia de Dante, donde múltiples voces narran sus experiencias en el infierno, y a autores contemporáneos como T. S. Eliot, cuyo The Waste Land también utiliza una estructura coral. La estructura del poemario, con su multiplicidad de voces y tonos, tiene ecos de la música coral y el teatro, donde diferentes personajes y melodías contribuyen a una estructura mayor.

La estructura polifónica de 72 Demonios es uno de sus aspectos más destacados, ya que permite a Javier Gato explorar el sufrimiento humano desde una perspectiva compleja y multifacética. Esta polifonía no solo enriquece la obra a nivel estético, sino que también subraya su universalidad temática, conectando al lector con una experiencia compartida de lucha y desesperanza.



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