La novela se distingue por su plurilingüismo, una transformación radical del tiempo y su contacto con la contemporaneidad. A diferencia de la épica, que se sitúa en un pasado absoluto basado en la leyenda nacional, la novela introduce una perspectiva individual y problematizada del presente. Aunque se diferencia de la épica, ambas comparten la característica de ser géneros narrativos, lo que ha permitido que la narratología moderna rescate conceptos de la poética clásica.
El teatro se define por su doble naturaleza: como literatura y espectáculo. Desde Aristóteles, la tragedia ha sido su manifestación más estudiada, y su teoría sigue siendo una referencia fundamental. La estructura del teatro combina elementos textuales (diálogos, acotaciones) y no textuales (escenografía, actuación).
El teatro es parte de las artes del espectáculo, caracterizadas por su representación en el espacio y el tiempo. Se relaciona con otras manifestaciones escénicas como la ópera, la pantomima y el cine. En el teatro, el drama es el texto escrito, mientras que el espectáculo es su realización en escena.
La tragedia se define por su imitación de una acción elevada que provoca catarsis en el espectador mediante la compasión y el temor. Sus elementos esenciales son la fábula, los caracteres, el pensamiento, la elocución, la música y el espectáculo. La comedia, en cambio, imita a personajes inferiores y su esencia es la representación de lo risible.
Además de su manifestación textual y escénica, lo dramático se considera una forma fundamental de poesía. Pensadores como Hegel, Lukács y Staiger han analizado el drama como expresión de la intensidad y la esencia del individuo.
El teatro ha generado múltiples subgéneros: tragedia, comedia, drama histórico, drama social, entre otros. La evolución del teatro ha llevado a una creciente diversidad en sus formas, desde el drama clásico hasta las experimentaciones de la vanguardia.
El teatro combina lenguaje verbal y no verbal. La representación involucra códigos escénicos como el vestuario, la iluminación, el espacio y los gestos. En la semiología del teatro, estos elementos constituyen signos esenciales para la comunicación teatral.
En conclusión, la novela y el teatro han evolucionado a partir de la épica y la tragedia clásicas, manteniendo y transformando sus estructuras para adaptarse a la literatura moderna.
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