sábado, 12 de abril de 2025

La novela y sus estructuras narrativas


Definir la novela ha sido un desafío para la crítica literaria. Bajtin sostiene que no existe una fórmula única para encapsular su esencia, mientras que Baquero Goyanes la considera el género más flexible y versátil. Existen dos enfoques principales para definirla: desde un punto de vista histórico-filosófico se ve como la evolución de la narrativa épica y desde una perspectiva formal se la relaciona con otros géneros narrativos como el cuento, el cine y el teatro.

Autores como Lukács y Goldmann han vinculado la novela con el desarrollo burgués, destacando su carácter problemático y su constante búsqueda de sentido.

A lo largo de la historia se han propuesto diversas clasificaciones. Lukács distingue entre novela de idealismo abstracto, novela psicológica y novela educativa. Kayser identifica tres tipos principales según su énfasis: novela de acontecimiento (aventura y acción), novela de personaje (centrada en el desarrollo individual) y novela de espacio (donde el entorno juega un papel clave). Prieto diferencia entre novela cerrada (predominio interno) y novela abierta (predominio social). Otras clasificaciones incluyen la novela histórica, picaresca, policiaca, fantástica, rosa o negra.

La narratología estudia la organización del relato en diferentes formatos, no solo literarios sino también cinematográficos e históricos. Su análisis se basa en dos conceptos principales: historia, fábula o trama (la sucesión cronológica de los eventos) y discurso, argumento o narración (cómo estos eventos se presentan en el texto).

Genette, Chatman y Bal han desarrollado modelos narratológicos basados en la distinción entre historia y discurso.

El narrador puede ser omnisciente, interno (focalización en un personaje) o externo (visión objetiva). El tiempo narrativo se analiza en términos de orden (anacronías como analepsis o prolepsis), duración (sumario, escena, elipsis) y frecuencia (relato singulativo, iterativo o repetitivo). El espacio narrativo puede adquirir un valor simbólico y se asocia con el concepto bajtiniano de cronotopo, que vincula tiempo y espacio en la novela. Los personajes se distinguen en términos funcionales (actantes según Propp y Greimas) o formales (planos vs. redondos según Forster). Su caracterización se realiza a través del narrador, otros personajes o rasgos emblemáticos.

La novela, como género literario, es difícil de definir debido a su naturaleza cambiante y su capacidad de absorber múltiples formas narrativas. Sin embargo, los estudios narratológicos han permitido analizar su estructura y funcionamiento interno, ofreciendo herramientas para su comprensión y clasificación.

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