Los inicios: el Diario de un gato nocturno (2009)
El lenguaje combina elementos barrocos y góticos
con una atmósfera urbana moderna. Las descripciones explícitas de
cuerpos, violencia y decadencia urbana generan una sensación de
angustia y crudeza. Gato utiliza el verso libre con rupturas que refuerzan el contenido
emocional.
Estas interrupciones dramáticas intensifican el impacto de las
imágenes. Las referencias a
personajes literarios como Frankenstein y símbolos nocturnos como gatos, cuervos y resacas
establecen un diálogo con tradiciones literarias y culturales que ha sido reseñado por Elena Medel en el epílogo del libro,
mezclándolas con un lirismo sombrío.
Durand caracteriza la noche como espacio de lo imaginario profundo y
lo inconsciente. En este poemario, la figura del gato simboliza el
andar errante por territorios oscuros y la búsqueda de sentido en
medio de la soledad y la decadencia. La casa de Monsieur Torricelli
evoca el mito de Frankenstein, representando la creación maldita y
la alienación. El salto al
vacío del gato y su supervivencia ilustran un viaje heroico de
resiliencia, asociado al arquetipo del sobreviviente que enfrenta el
caos.
El "gato nocturno", figura central
del libro, puede interpretarse como un símbolo del yo
inconsciente, asociado a la independencia, la curiosidad y
la transgresión. Este personaje parece encarnar las pulsiones más
reprimidas del autor, moviéndose en la noche como un espacio de
libertad y ambigüedad moral. La noche representa el terreno de
lo desconocido, de lo reprimido y de lo irracional. Es un espacio
simbólico que permite al sujeto explorar aspectos de sí mismo que
no son accesibles durante el día (la conciencia). Las imágenes gore y manieristas (así calificadas por María Eloy-García en el prólogo del libro) reflejan un enfrentamiento
con el cuerpo como un lugar de decadencia y transformación,
sugiriendo una lucha entre el ello (las pulsiones
primarias) y el yo (la estructura racional).
Este libro surge en un contexto de desencanto generacional, marcado
por la precariedad y el hedonismo como respuesta a la incertidumbre
socioeconómica. Los poemas exploran los márgenes urbanos (droga,
sexo, violencia), configurando un espacio donde la noche simboliza
tanto libertad como alienación. Gato cuestiona las nociones burguesas de moralidad y progreso,
confrontando la hipocresía de una sociedad que castiga lo que
simultáneamente consume. El "gato nocturno" es una
metáfora del sujeto desplazado que sobrevive en los márgenes del
orden social. El libro expone cómo el
placer y la autodestrucción se convierten en mecanismos de
resistencia y, simultáneamente, de integración en un sistema que
instrumentaliza la marginalidad.
La consolidación de una voz poética: 72 demonios (2010)
El poeta utiliza un lenguaje desgarrado para
expresar conflictos internos y espirituales. Frases como "el
vómito negro que flota en el vacío" evocan una introspección
casi exorcística. "La risa se ha desleído en vinagre"
refuerza la idea de degradación personal. La crudeza visual de las descripciones intensifica la desesperación
y la imposibilidad de redención. El estilo
fusiona lo sacro y lo profano, con una mezcla de citas bíblicas y
lenguaje simbólico contemporáneo.
El título y contenido refieren a una lucha
contra el mal en el mundo (los "demonios") similar a los ritos de
exorcismo. La caída del esplendor al abismo refleja la dualidad del
héroe trágico y su descenso al inframundo. La
imaginería de gusanos, sombras y torturas alude al imaginario
tanático, mientras que las alusiones bíblicas y esotéricas dialogan
con la noción de redención y condena.
Cada demonio que aparece en el
libro podría representar un aspecto del inconsciente reprimido, una
manifestación de deseos, miedos o culpas que el yo poético
intenta confrontar o integrar. El tema de la caída, recurrente
en esta obra, sugiere un conflicto interno con la moralidad, el
fracaso y el deseo de trascendencia. Psicológicamente, esto puede
interpretarse como una lucha entre el superyó
(normas y moral) y el ello. La resignificación de figuras religiosas como Isaías y San
Juan Crisóstomo refleja un intento de reconciliar la
espiritualidad con las pulsiones y deseos más profundos.
Este libro se inscribe en un contexto de crisis económica y
desilusión colectiva, donde las relaciones humanas se vuelven
precarias y conflictivas. Los "demonios" aluden no tanto a
luchas internas como a fuerzas sociales que deshumanizan. Gato denuncia el amor líquido y la instrumentalización de las emociones en un
sistema que mercantiliza incluso lo íntimo. Sus versos revelan un
desencanto frente al capitalismo tardío y su impacto en las
subjetividades. El libro oscila entre la
búsqueda de autenticidad emocional y la aceptación de que las
relaciones están inevitablemente contaminadas por las estructuras
de poder y explotación.
El fin del "malditismo": Lycisca (2012)
La obra se construye en torno al caos y el deseo,
con un lenguaje sensual y visceral. Las imágenes evocan los
impulsos primarios: "toda la noche hago la muerte con
mi árbol". El uso de personajes mitológicos conecta el texto con tradiciones literarias clásicas,
reinterpretadas con un tono moderno y crudo. Gato emplea
repeticiones estratégicas para reforzar el ritmo: "Claudio
laudo te, Claudio benedico te", creando una cadencia casi
ritualística.
El poemario explora la sexualidad y el caos a través de figuras
como Pasífae y Bacante, elementos clave en el imaginario
dionisíaco. La fusión de lo humano y lo animal resalta la ruptura
entre lo apolíneo y lo dionisíaco en términos nietzscheanos. La Hamadríade del poema homónimo conecta con el símbolo del árbol como eje del mundo y fuente de
vida y muerte.
Lycisca, la "loba" salvaje, simboliza la
sombra, el aspecto reprimido e instintivo del yo
que el sujeto debe integrar para alcanzar la totalidad. Lycisca
representa tanto el deseo como el conflicto interno con la libertad
y la transgresión. La estructura fragmentada del
libro refleja una psique en conflicto, donde diferentes partes del
yo luchan por expresarse. Este rasgo sugiere una búsqueda de
identidad que nunca se resuelve completamente. La exploración del erotismo, mezclado con culpa y obsesión,
apunta a un conflicto central entre las pulsiones sexuales y las
restricciones culturales o internas.
La obra se sitúa en un momento (2012) donde los discursos sobre la
identidad y el cuerpo empiezan a adquirir centralidad. Lycisca, como símbolo
de lo salvaje, refleja una resistencia frente a las normas que
domestican y controlan los cuerpos. El poemario desafía las dicotomías entre civilización y barbarie,
cuestionando cómo las instituciones sociales reprimen lo instintivo
y lo auténtico en favor de la conformidad. Aunque exalta lo instintivo
y lo marginal, el libro no ignora los riesgos de la autoexplotación
en un sistema que también romantiza lo "salvaje" como una
forma de escape para los sujetos alienados.
La madurez: Flechas contra el fuego (2014)
El estilo se caracteriza por fragmentos
evocadores, casi como retazos de imágenes visuales: "un
pentágono purísimo que arranque el asfódelo". Este enfoque
crea un espacio poético abierto a múltiples interpretaciones. La contraposición entre ruinas y construcción, frío y fuego,
refleja tensiones simbólicas que se despliegan a través del texto. El
poeta utiliza símbolos arquitectónicos para representar conceptos
abstractos, como la memoria y la fragilidad.
La metáfora de las ruinas y los "pentágonos purísimos" recuerda al eterno retorno y la necesidad de
reconstruir lo perdido. La lucha entre el fuego (vida y renovación)
y el asfódelo (muerte) evoca la dualidad fundamental de Durand. El poema presenta un
viaje simbólico hacia la trascendencia, utilizando arquetipos de
armas y figuras mitológicas.
El fuego, recurrente en este
libro, simboliza la pulsión de muerte (Thanatos), una
fuerza destructiva que, sin embargo, también tiene un componente
purificador y transformador. Las flechas, lanzadas contra el
fuego, representan un acto de resistencia del yo frente al caos del
inconsciente y las fuerzas destructivas. Este gesto sugiere una
lucha activa por encontrar significado y trascendencia. Las imágenes de ruinas reflejan un enfrentamiento con la
memoria y la historia personal, explorando cómo los restos del
pasado afectan la construcción del presente.
En un tiempo de revisión histórica y crisis de valores (2014), Gato se
sumerge en la memoria y el simbolismo para articular una resistencia
poética frente a la deshumanización contemporánea. El fuego representa tanto la destrucción como la creación. Los
poemas luchan contra un olvido impuesto por las narrativas
hegemónicas, recuperando la historia desde lo fragmentario y lo
emocional. Sin embargo, la idealización de la
memoria y la resistencia poética puede caer en el riesgo de
desactivar su potencial crítico, convirtiéndola en un acto
puramente estético.
El regreso: Conversión de la estatua de sal (2023)
El lenguaje evoca una atmósfera de cataclismo espiritual y
transformación: "Purifica la terrible oquedad del
cielo". La referencia a la mujer de Lot y otras del imaginario católico se
reinterpretan en un contexto contemporáneo, con metáforas que
confrontan la idea de arrepentimiento y redención. El tono meditativo y
reflexivo refuerza el carácter trascendental del contenido.
La referencia a la estatua de sal conecta
con el mito de la esposa de Lot, donde la transgresión y la
melancolía son centrales. El fuego purificador actúa como un
símbolo de transformación. La recurrencia de
círculos y esferas refleja la estructura antropológica del tiempo
mítico como eterno retorno.
Inspirada en la esposa de Lot, la "estatua de sal" simboliza una fijación en el pasado que impide
avanzar. Este tema refleja una lucha interna con el apego a
recuerdos o traumas que dificultan la transformación personal. El fuego (destrucción) y el agua
(renovación) representan pulsiones opuestas dentro del sujeto,
destacando la tensión entre la autodestrucción y la regeneración. La figura recurrente de la Virgen María, asimilada a veces con deidades como Tanit, evoca una conexión con lo primitivo y lo
matriarcal, sugiriendo una búsqueda de consuelo y sentido en
símbolos universales que trasciendan la modernidad.
Este libro aborda las crisis de identidad en un contexto donde las
estructuras tradicionales (religiosas, familiares, culturales) están siendo cuestionadas. La "estatua de sal" simboliza tanto la petrificación inicial como la posterior transformación. Gato negocia entre lo místico y lo profano, empleando la
religiosidad como metáfora para explorar el deseo humano de
trascendencia y sentido, frente a una realidad materialista y
desoladora. La espiritualidad como
resistencia, sin embargo, puede ser absorbida por las mismas dinámicas que busca
superar, reforzando la individualización en lugar de la
colectividad.
Un anexo de Conversión: Devocionario para el tiempo de la tribulación (2023, en busca de editor)
El uso de versos breves y reiteraciones simula las cadencias de
oraciones y cánticos religiosos: "todo lo mío es Tuyo, todo
yo soy Tuyo". La mezcla de referencias religiosas y modernas ("simios ungidos con el puño dentado") crea un
contraste entre lo divino y lo grotesco. El poeta utiliza
símbolos potentes ("una manada de chacales", "un
collar de llamas") para transmitir un sentido de conflicto
espiritual y regeneración.
Esta plaquette reinterpreta símbolos religiosos bajo una luz
contemporánea, cuestionando dogmas y explorando la espiritualidad
en el contexto de la modernidad líquida. La tribulación y el
ascenso hacia la luz evocan la estructura del héroe que busca la
redención.
El Devocionario simboliza un
intento de estructurar el caos interno mediante rituales y
creencias, lo que podría interpretarse como un esfuerzo del yo
para lidiar con la ansiedad existencial. Estos animales representan
fuerzas primigenias y poderosas que conectan al sujeto con su
inconsciente más profundo, sugiriendo una espiritualidad chamánica
como vía para enfrentar el sufrimiento. Las referencias a términos tecnológicos y modernos
sugieren un conflicto entre el avance científico y la necesidad de
conexión humana y trascendencia.
En un mundo de crisis globales, el libro se posiciona como un canto
al ritual y a la espiritualidad comunitaria. Gato responde al vacío
de significados con una poética que busca restituir lo sagrado. Se observa una crítica al vaciamiento de los valores humanos en una
sociedad tecnocrática, donde las conexiones profundas son
sustituidas por superficialidad y consumo. Aunque plantea una
espiritualidad alternativa, el Devocionario para el tiempo de la tribulación puede ser
leído como una nostalgia de lo perdido, limitando su capacidad
transformadora al operar desde una posición de duelo.